lunes, 29 de junio de 2020

LA FILOSOFIA DE REGGIO EMILIA


Loris Malaguzzi, maestro y pedagogo, fue el iniciador e inspirador de la metodología educativa de las escuelas de Reggio Emilia, dedicando toda su vida a la construcción de unas experiencias de calidad educativa en la cual se escuchaba, se respetaba y se consideraban las potencialidades de las niñas y niños para que se reconocieran los derechos a ser educados.

Magaluzzi fue la persona que estructuró este enfoque educativo que nació al norte de Italia, en la localidad de Reggio Emilia de unos 170.000 habitantes. Después de la Segunda Guerra Mundial numerosas mujeres se habían quedado viudas. Tenían que trabajar fuera de casa y buscaban un lugar donde poder dejar a sus criaturas. Decidieron unirse para formar escuelas autogestionadas a cargo de un grupo de maestr@s. Era la primera vez que la educación no estaba en manos de la Iglesia católica. "En esta zona de Italia siempre ha habido mucha inquietud y se ha considerado que la educación es lo que hace a la persona libre. Fueron años duros en los que sacaron dinero de donde pudieron para mantener sus escuelas. Hasta vendieron la chatarra de los tanques alemanes", explica Carola Di Marco.
En los años 60, el Ayuntamiento se hizo cargo de la gestión con una red de escuelas. Se creó un gabinete a cargo del pedagogo Loris Malaguzzi. En la actualidad, hay alrededor de 80 escuelas y la mayoría son públicas.

Es un enfoque educativo alternativo, ofrece una nueva mirada sobre la infancia, con dos educador@s por aula para darse apoyo, intervienen todo el tiempo en un sentido latente, crean un espacio y observan. Hay una presencia, pero no una invasión. Trabajar por grupos más personalizados y compartir distintas impresiones, permitiendo que esta forma de trabajar sea en pequeños grupos para observar mejor,  creando un entorno adecuado para el aprendizaje, con esta finalidad se logra que haya dos perspectivas que ayudan a entender mejor a la criatura y a no etiquetarla. Las niñas y los niños se pueden mover libremente, manipulan a su aire, lo que les permite hacer descubrimientos, explorar, compartir, cuestionarse...., el ambiente se convierte en una herramienta más. La misma arquitectura y el espacio son fundamentales, se pone cuidado en la estética porque se considera un derecho. 

                             
     
"Uno de los puntos fundamentales es la imagen de una criatura que experimenta el mundo, que se siente parte de él desde el momento de nacer, lleno de curiosidad y de ganas de vivir... Un niño que está lleno del deseo y la habilidad de comunicarse desde el inicio de su vida, reacciona en un sistema de habilidades, aprendiendo las estrategas y las maneras de organizar las relaciones". 


Algunos especialistas la llaman la pedagogía del asombro. "La protagonista es la criatura, ya que son ciudadanos en sí mismos que aprenden lo que experimentan y que sin asombro y emoción (sin diversión) no hay aprendizaje posible. Cada criatura nace con competencias, con curiosidad siendo investigador@s nat@s, con derechos a ser escuchad@s. Se trata de cambiar la mirada", explica Carola Di Marco, formadora en España de Reggio Emilia, de la Escuela Infantil Reggio en Madrid.

Un niño de poco más de 2 años se mete dentro de una caja de madera. Otro desde fuera se acerca y le dice: "tu estás dentro, yo fuera". Acaba de aprender dos conceptos valiosos. Por sí mismo. A partir de su experiencia y de una forma natural. Un conocimiento que le abre la puerta a otro y así sucesivamente. Se produce de forma espontánea.  El profesor David Brierly explica que la emoción es imprescindible para aprender: "Se recuerda lo que siente, y eso se convierte en experiencia".



La escucha es un idea fundamental de estos centros. La escuela ayuda a la criatura a encontrar un significado de lo que experimenta, a través de lo que definen "escucha visible" para dejar constancia de lo aprendido. Es la base del enfoque e involucra un diálogo democrático con las familias, la ciudad y la cultura. 

La cabeza de la criatura no es un recipiente vacío que se debe rellenar de conocimiento, se confía en el deseo innato de aprender.



La ética y la estética, se encuentran íntimamente relacionadas. Un ejemplo podría ser que las criaturas descubrieran en sus paseos por el patio de la escuela, el parque o el bosque, los distintos tipos tipos de hojas que se pueden encontrar, cogiéndolas y haciendo una composición mezclando materiales reciclados para crear minimundos, sin ser un material específico, ya que que todos son válidos en esta filosofía. 

Las escuelas Reggio Emilia son igualitarias: l@s maestr@s, l@s educador@s, talleristas o personal de limpieza son tod@s educador@s. Y tod@s se fijan en el proceso de la criatura, su evolución, más que en los resultados. La formación de l@s maestr@s es continúa y está dentro del horario laboral. 

EL TALLER EN LAS AULAS.
El taller es una de las esencias de este enfoque educativo. El encargado es siempre un/a artista, ya sea bailarín/a, músico o pintor/a, encargad@ de poner en duda lo preestablecido e invita a trabajar con otros materiales en el aula. "Ofrece otros contextos e invita a investigar. La niña y el niño tienen 100 lenguajes, pero los adultos les arrebatamos 99 porque les decimos todo el rato lo que tienen que hacer o cómo deben actuar. Les quitamos las posibilidades de ser ell@s mism@s y gracias al taller y a los recursos del arte, las criaturas pueden hablarnos", cuenta Di Marco. "El cambio está en el rol de maestr@s y educador@s que aprenden con él. Tanto maestr@s como educador@s somos l@s observador@s de los procesos cognitivos de las criaturas".
En Italia, existe un Centro de Reciclaje Creativo (Remida) donde las empresas llevan el material que ya no utilizan. L@s maestr@s acuden a seleccionar lo que necesiten para sus clases. "Hay que dejarles ser y no interrumpirles. L@s adult@s estamos predispuest@s a ver lo que conocemos y no dejamos hacer. Al construir la criatura su mundo nos va a sorprender", cuenta la coordinadora de la vida de la Escuela Reggio, Cristina Miguel

LOS PROYECTOS NACEN DE LO COTIDIANO
Partir del interés de la criatura es una de las claves. Así que se crean los proyectos sobre los que trabajan y que luego se documentan. Nacen de lo cotidiano. Desde una sombra que llama la atención o de las distintas formas que adopta la luz. "Se suele pensar que trabajar por proyectos es proponer un tema desde el punto de vista del adulto y esa manera de trabajar es artificial". 
"Un mismo material puede convertirse en cosas muy distintas", explica Di Marco que destaca la importancia de la labor de documentación de l@s profesor@s. "Lo que no se ve no existe, no tiene sentido hacerlo si no hay un adulto que documente". Se documentan los proyectos, no lo puedes programar todo y tomas nota de lo que pasa. Observamos y con una mirada profesional le damos un valor. Gracias a la documentación se puede dar la formación.




La escuela es un derecho y una responsabilidad tanto de la familia como de l@s educador@s. Existe un contacto directo que no se acaba con el horario escolar y se organizan actividades para toda la familia.

Se trata de crear un contexto educativo de calidad teniendo en cuenta el momento evolutivo y las características de la criatura que se acompaña. Para crear un vínculo seguro, hay que tener en cuenta las necesidades de las criaturas y no las de los/as adultos/as.