domingo, 31 de mayo de 2020

LA PEDAGOGIA DEL ASOMBRO



Educar en el asombro. 
¿Cómo educar en un mundo frenético e hiperexigente? 
Catherine L'Ecuyer.

"El asombro de la educación es un viaje desde el interior de la persona hacia el exterior de su entorno, una aventura maravillosa en las que las personas adultas que les acompañan tiene el rol de meros facilitadores".

Inherente a las criaturas es observar, preguntar, escuchar, probar, decidir, hacer, actuar, errar, aprender, repetir, corregir, levantarse, los pasos y fases que en nuestras primeras correrías dábamos con naturalidad y confianza. Desde una observación limpia y aséptica, sin pantallas mentales e ideológicas que distorsionan la realidad. 

La naturaleza es una de las primeras ventanas de asombro en las criaturas, y es ciertamente la ventana que puede ayudar a recuperar el sentido del asombro a quien lo haya perdido.



                      




Necesitan más que nunca asombrarse pacientemente mirando cómo se arrastra un caracol, observando cómo una flor crece, cómo una gota de lluvia resbala por el cuerpo de un ciempiés peludo, viendo aparecer un brote, regando las plantas, recogiendo las setas con agradecimiento y dando de comer a los pájaros... Deben volver al bosque al que íbamos nosotr@s de pequeñ@s, subirse a los árboles y esconderse detrás de los helechos. 





Debemos encontrar esos espacios abiertos de la naturaleza en los que las criaturas puedan correr, saltar, descubrir e imaginar. No sólo en los días de sol, también en los días de lluvia en que el olor, los colores, la vegetación y los habitantes del ecosistema que se dejan ver son otros. 

Las niñas y los niños tienen una afinidad natural hacia la naturaleza. Quizás porque son pequeños, como la gran mayoría de las maravillas de la naturaleza nos ofrece, como sugiere Rachel Carson: "Muchas criaturas, quizás porque ellas mismas son pequeñas y están más cerca del suelo que nosotr@s, se dan cuenta y disfrutan con lo pequeño y que pasa desapercibido". Quizás por esto es fácil compartir con ellas la belleza que solemos encontrar a nuestro paso, pero que perdemos porque miramos demasiado de prisa, viendo el todo y no las partes. 

Algunas de las más exquisitas obras de la naturaleza están a una escala de miniatura. La naturaleza hace que las criaturas sean capaces de mantener la atención durante horas mirando las plantas, tocándolas, observando los insectos, jugando con el barro y el agua, tocando el agua de un estanque, una fuente, o alzando las manos para tocar el agua de lluvia. 

El Misterio es la cosa más bonita que podemos experimentar. Es la fuente de todo arte y ciencia verdaderos. Las criaturas asumen naturalmente la existencia de este. Tienden naturalmente al misterio porque es lo que mantiene vivo el deseo de aprender, de conocer. ¿Qué es el misterio? Es lo que nunca acabamos de conocer. Es lo inagotable. Por eso, los niños están asombrados ante el misterio porque ven en ello una oportunidad de conocer infinita. Y como los niños nacen con el asombro y el asombro es el deseo de conocer, el misterio les asombra.  





Una de las características del ser que provoca asombro en las criaturas es la Belleza. El ritmo que le conviene le llega a través de la observación de la naturaleza. Descubre los colores a través de la Belleza de las flores del campo. Descubre el silencio a través del ruido intermitente del viento en las hojas del bosque, experimenta en un arenero con la arena cuando se cuela entre sus dedos, todo es belleza. Es importante que la criatura experimente a través de lo cotidiano, de la verdad de las cosas, de la realidad, no de la virtualidad.






En resumen, no olvidemos JUGAR, JUGAR Y JUGAR... donde sea, no sólo en los sitios institucionalizados para ello (parques y áreas recreativas a las que ahora se tiene el espacio restringido), sino ir conquistando otros espacios, dentro y fuera de casa, en la calle, un camino, un escalón, una pared, un barreño...

Las niñas y los niños JUEGAN para Crear y Recrear.
Acompañarles y abrir la mirada para jugar junto a ellas y ellos.

Como nos regala Francesco Tonucci, "Dejar JUGAR, Es Un Derecho A Investigar El Mundo".

Desde un rincón de nuestra casa os pensamos y recordamos, porque asombrarse es lo que necesitamos, todos los días de nuestra vida, en lo bueno y en lo malo, siempre habrá algo que NOS SORPRENDA. Sólo tenemos que mirar.

Alicia y Marta.


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