domingo, 26 de julio de 2020

LA ALIMENTACION DE 0 A 3 AÑOS


El proceso de aprendizaje de hábitos alimentarios es importante durante los primeros años de vida, ya que, además de facilitar un buen estado nutricional y un crecimiento óptimo, puede ayudar a consolidar la adquisición de hábitos saludables en la edad adulta.

Las necesidades energéticas y nutricionales están cubiertas por el amamantamiento materno exclusivo (o, en caso de que no sea posible, por la leche adaptada). El Comité de Lactancia Materna de la Asociación Española de Pediatría dice: “La edad del destete natural estaría entre los 2 años y medio y los 7 años”. 

La lactancia materna y la leche adaptada se recomiendan exclusivamente durante los primeros 6 meses de vida de la criatura (y nunca antes de los 4 meses). A partir de ese momento, será necesario añadir gradualmente nuevos alimentos. Tanto la lactancia materna como la de biberón alimentan, su contenido en calorías y proteínas es muy alto, en cambio las papillas de verduras y frutas llevan menos calorías que la leche.

En el primer año las criaturas se mueven más y la energía necesaria para moverse aumenta, porque están creciendo, lo curioso es que la energía necesaria para crecer disminuye, por ello la criatura necesita comer la misma cantidad que en su primer año o menos. Los expertos dicen que a partir de un año y medio comen un poquito más que los de nueve meses.

La cantidad que necesita cada criatura es muy variable, hay que tener presente que nos todas comen la misma cantidad de alimento, y por tanto, no es bueno las comparaciones. Cada una tiene unas necesidades diferentes que, además, varían a lo largo del tiempo. Si la criatura come carne a la hora de la comida y pescado para la cena puede ser mucha proteína. El yogur, si han comido antes, es posible que no lo terminen.
 
Es recomendable comer delante de las criaturas, ya que aprenden por imitación, lo asimilan y lo archivan en su memoria. Será necesario un poco más de tiempo y paciencia con ellas, ya que sus ritmos  son más lentos que los de sus familias. Es importante también respetar lo que comen y cuanto comen, confiar en ellas, ya que digieren lo que necesitan, y en función de lo que tienen que crecer. Tener una actitud receptiva y tolerante ante el posible rechazo de la comida, ya que un acompañamiento respetuoso y sin confrontación garantiza que estos episodios sean transitorios. Es conveniente un ambiente cómodo donde se eviten las distracciones como el móvil o la televisión. 

A medida que vayan creciendo tendrán más capacidades y dejarles experimentar con la comida es muy enriquecedor para ellas, poco a poco irán adquiriendo destrezas manuales, como beber de un vaso o una taza cogida con las dos manos, ya que fomentan su autonomía, van adquiriendo destrezas manuales para alimentarse solos, beber de un vaso o una taza cogidos con las dos manos, cortar pequeñas porciones para que las cojan con sus dedos, se la coman con una cuchara o las pinchen con un tenedor. 

La preocupación por la criatura que no come es frecuente entre la familia. El problema de inapetencia es, a menudo, un problema de equilibro entre lo que come y lo que su madre, padre, abuelos.... esperan que coma. Los adultos son los responsables de adquirir los alimentos que consumirá la criatura, y de decidir también cuándo, cómo y dónde se comerán estos alimentos, pero es la criatura en definitiva quien decide si quiere o no quiere comer y qué cantidad, ya que es capaz de autorregular su ingesta en función de sus necesidades (excepto en situaciones de enfermedad, donde serán convenientes las recomendaciones específicas del equipo de pediatría).

Para darnos una idea de la cantidad que deberían de comer nos fijaremos en las manos de nuestras criaturas:

                La proteína, sería la cantidad de la palma la mano.
                Las verduras crudas o cocinadas, sería la cantidad del puño.
                Los cereales, lo que cabe en su mano.
                Aceites de oliva, un dedo.


Alrededor de los 2 años, algunas criaturas que se animaban antes a comer alimentos nuevos, en estos momentos los rechazan, salta su inconsciente como “mecanismo de supervivencia” pensando que son alimentos tóxicos.

Eso explica también que las criaturas antes de probarlo nos lo den a probar a nosotros, es puro instinto, convirtiéndonos en catadores de esos alimentos.

¿Porqué no suelen querer verde?
Porque tiene baja concentración calórica, al ser su estómago pequeño, necesitan comidas concentradas.
Para llegar a las calorías que necesitan tienen que comer mucha verdura, y no les cabe en su pequeño estómago.













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